Algunos juegos te invitan a salvar el mundo. Otros, simplemente, a entenderte a ti mismo. What Comes After, creado por el desarrollador indonesio Fahmitsu junto a Rolling Glory Jam, es una de esas experiencias pequeñas que no buscan impactar por su duración ni por sus mecánicas, sino por lo que te deja pensando cuando termina. Llegó a Nintendo Switch como un título de narrativa lineal, minimalista y profundamente introspectivo. Es, básicamente, una carta de despedida disfrazada de viaje en tren hacia el más allá.
En apenas una hora, What Comes After consigue lo que muchos juegos más ambiciosos no logran en diez: tocarte el alma sin necesidad de artificios. Su premisa es sencilla, su presentación humilde, pero detrás de cada vagón y cada conversación hay una sensibilidad que, aunque no sea perfecta, se siente genuina.
Una historia pequeña con mucho que decir
El juego nos pone en la piel de Vivi, una joven que se queda dormida en un tren y despierta en una versión espectral del mismo. Los pasajeros ya no son humanos, sino fantasmas que viajan hacia su destino final. Sin saber cómo ha llegado allí, Vivi decide hablar con ellos y escuchar sus historias: vidas interrumpidas, sueños truncados, arrepentimientos y despedidas. En el proceso, descubrirá que ese viaje no es solo para ellos, sino también para ella.
La narrativa no busca complicarte la vida. No hay elecciones, giros inesperados ni moralinas forzadas. What Comes After se mueve en un tono melancólico pero esperanzador, como un poema que no necesita rima. Su fuerza está en los pequeños detalles: en cómo cada personaje reacciona ante la muerte, en cómo Vivi se ve reflejada en ellos y en cómo, sin darte cuenta, acabas tú también haciéndote las mismas preguntas. ¿Qué queda después? ¿Qué sentido tiene todo lo que hacemos? El juego no da respuestas, y por eso mismo funciona.

Jugabilidad mínima, impacto máximo
Si esperas acción, puzles o exploración, estás en el tren equivocado. What Comes After se juega como una novela interactiva: caminas entre vagones, hablas con los pasajeros y eliges cuándo terminar cada conversación. Eso es todo. Y, curiosamente, no necesita más. Su ritmo pausado invita a la contemplación, no a la adrenalina.
Algunos jugadores podrían sentir que es demasiado lineal, y no les faltará razón. Las interacciones son básicas, el control limitado, y la única “decisión” que tomas es cuándo pasar al siguiente diálogo. Pero lo importante no es lo que haces, sino lo que escuchas. Cada historia es una pequeña confesión, y aunque no todas están igual de inspiradas, hay momentos que golpean con una honestidad brutal. El título confía en el poder de sus palabras, y ese es su mayor mérito.

Un arte que habla en susurros y una banda sonora que acaricia
Visualmente, What Comes After abraza la sencillez con elegancia. Los escenarios y personajes están dibujados con un trazo suave y colores cálidos, casi como si el juego estuviera ilustrado a mano en un cuaderno personal. No hay animaciones complejas ni efectos espectaculares, pero su estilo 2D transmite justo lo necesario para acompañar el tono emocional del viaje.
La ambientación sonora es igual de contenida. Una música minimalista de piano y cuerdas acompaña el paso lento de Vivi por los vagones, reforzando la sensación de calma entre tanta tristeza. Es de esos juegos que saben cuándo callar para dejarte pensar. Lo único que puede sacarte un poco del trance es la falta de voces: todos los diálogos se leen, y en VR o en pantallas grandes eso puede romper la inmersión. Aun así, su sonido y su arte forman un tándem íntimo y coherente.

Una experiencia breve, pero sincera
What Comes After dura poco más de una hora, pero su mensaje perdura mucho más. No hay rejugabilidad real ni caminos alternativos, porque no la necesita. Es un relato cerrado, un viaje circular que empieza y termina en el mismo punto, pero con una protagonista que ya no es la misma. Su brevedad puede frustrar a quienes esperen más contenido, pero para los que entienden que el valor no está en la cantidad, esta pequeña historia será suficiente.
El mayor logro del juego es su honestidad. No pretende ser más de lo que es. Y en un mercado donde muchos títulos prometen experiencias profundas para luego quedarse en la superficie, esa sinceridad se agradece. Es un juego pequeño, sí, pero con un corazón enorme.

Conclusión: La belleza de lo efímero
What Comes After no es un título para todos. Es lento, breve y contemplativo. Pero si lo abordas con la mente abierta y sin esperar explosiones ni desafíos, descubrirás una experiencia que se siente personal y terapéutica. Es un recordatorio de que los videojuegos también pueden ser espacio para la reflexión y la calma.
Su mensaje puede parecer obvio, pero su ejecución lo eleva: en lugar de gritarte lo que piensa, te lo susurra. Y a veces, lo que se dice en voz baja es lo que más resuena.
Puntuación GXR: 8 / 10
Pros:
- Narrativa honesta, emocional y bien estructurada
- Estilo artístico cálido y coherente con su mensaje
- Banda sonora minimalista y efectiva
- Experiencia corta pero significativa
- Disponible en formato físico para PS5
Contras:
- Falta de interactividad real
- Sin doblaje, lo que reduce la inmersión
- Algunos diálogos menos inspirados
- Duración demasiado breve para ciertos jugadores
