Waltz of the Wizard, análisis mágico de la versión de PSVR 2

Waltz of the Wizard, análisis mágico de la versión de PSVR 2.

Hoy os traemos un análisis de un juego al que le tenemos mucho cariño, por la nostalgia que nos ha traído, al ser una de las primeras experiencias que más disfrutamos en VR y también por el ambiente “Harry Potiano” que desprende.

Pero no os equivoquéis, ya no queda nada de aquella experiencia que servía más bien para dar los primeros pasos en VR, trastear y simplemente divertirnos. El juego se ha mejorado, se ha añadido mucho contenido y se nota un esfuerzo por traernos algo nuevo, que lo haya conseguido ya es otro cantar.

Aquella demo, porque eso es lo que parecía en su día, donde delante de nuestro caldero podíamos interactuar con una infinidad de objetos y crear magia, ha crecido y ha madurado, el problema es que no sabemos hacia donde, no hay una línea a seguir, un fin, simplemente nos dejan ahí y a improvisar se ha dicho.

Por otro lado, con la de años que lleva y la de actualizaciones que se han añadido, ya podían haber pensado en traducir al castellano los textos, que menos para la comunidad hispano parlante.

Historia en Waltz of the Wizard

No hay, fin.

Bueno, este sería el resumen, pero es que es así, no hay historia, solo una experiencia donde trastear, probar, mezclar, convertir y disfrutar. No lo vamos a negar, se trata de un título infantil, parece pensado en los más pequeños de casa, por lo simplón, aunque no quita la dificultad de averiguar todas las combinaciones y de los puzles que hay.

La versión de PSVR 2 viene con mejoras, de eso se trata, pero que no hemos sabido apreciar. Sí, notaremos mejor calidad gráfica, pero ni mucho menos la que podíamos esperar y de la que es capaz el visor. Ha sido como una segunda capa de pintura. Sí que se agradece el contenido extra, poder salir de la torre del castillo.

El sistema de averiguar como activar todos los minijuegos, conseguir las recompensas a modo de Stickers, a día de hoy, se nos queda muy corto. Es por eso que nos sorprendió muy agradablemente cuando, por fin, salimos de la torre y nos deja caminar por un espacio abierto.

Mecánicas y dificultad

Como íbamos diciendo, una vez podemos salir fuera y caminar a nuestro antojo, tendremos los pasillos de los jardines del castillo a modo de salas donde completar una serie de puzles, sencillotes, para poder continuar.

En el primero, encontraremos un anillo, que con él, puesto, tendremos un curioso modo de reconocimiento de voz con el que poder ordenar hechizos, simplemente, diciéndolo. Esto sería la repanocha si no fuera porque lo tenemos que pronunciar en inglés, y con el acento que tengo, cuando decía “…create a ball” me reconocía, “… Shake a wall”, un desastre por mi parte.

Eso sí, cuando nos salía bien, era muy satisfactorio y curioso. Al final, encontraremos unas mazmorras donde se nota que han querido poner algo de acción al juego, y, bueno, algo sí que tiene.

Hablar de dificultad en este juego es insultante, no hay nada, lo más difícil es hacer que nos entienda al hablar en inglés, por lo demás, se trata de descubrir los hechizos que tendremos que usar más adelante en las mazmorras. No penséis en él como un juego, haceros a la idea de que es una experiencia VR.

Gráficos y sonido

Los gráficos han mejorado bastante con respecto a otras versiones, incluido PCVR, pero esperábamos más cositas del juego, porque posibilidades tiene.

Aunque las posibilidades hápticas las usan en contadas ocasiones, no son las suficientes, y más en un juego de magia donde los efectos tendrían que ser constantes. Las texturas son bajas, y aunque lo vemos todo muy nítido, es más por las posibilidades y características del visor que porque hayan parcheado el juego.

Lo mismo pasa con el sonido, donde una buena banda sonora de estilo película de magos y varitas, ya sabéis, hubiese sido un empujón a la inmersión.

Conclusión

No estamos frente a un mal juego/experiencia, estamos frente a una opción que ha quedado obsoleta hace años. Eso sí, si tenemos invitados en casa y les queremos enseñar de lo que es capaz la realidad virtual, esta es la oportunidad de hacerlo.

En su momento fue algo que me dejó la boca abierta, ver como se podía interactuar con todo a nuestro alrededor, crear magia, hacer flotar las cosas, convertirlas en mariposas, pero la cosa ha cambiado mucho desde entonces.

Sin ser una mala experiencia, sí que se queda justa de posibilidades, y la rabia que nos da es que se podía haber hecho algo más grande con la base, que ya la tienen.

Si bien la ambientación es bonita, los colores vivos son agradables, la calidad gráfica no va muy allá.

Sobre todo queremos dejar claro que no es un juego como tal, es una prueba o una muestra de como la VR puede hacernos llegar a sentir sensaciones, inmersión y ver como nos vemos siendo magos por un momento. Pero no esperéis historia, retos, enemigos difíciles de matar, scape room, porque no lo hay.

Si tenéis gente menuda en casa, seguro que les encantará.