Análisis de Roboquest VR en PS VR2

Un roguelite que convierte el movimiento en una adicción peligrosa (para tus piernas y para tu dignidad)

Hay juegos que llegan a PSVR2 para demostrar lo bonito que es pasearse por mundos tranquilos, resolver puzles relajantes o acariciar criaturas adorables. Roboquest VR no es uno de ellos. Aquí vienes a correr, saltar, disparar, sudar y gritarle a robots hipervitaminados que se multiplican como si tuvieran una fábrica de clones detrás. Esta adaptación, reconstruida expresamente para realidad virtual, aterriza en PSVR2 con una misión sencilla: que tu cerebro crea que acabas de entrar en un parque temático futurista donde todo explota cada tres segundos.
Desde que te plantas en el primer escenario, queda claro que Flat2VR Studios no ha venido a “meter el juego en VR”: lo han rehecho para que la velocidad, la precisión y la locura funcionen en primera persona sin marearte (mucho). Este es un título que no pide permiso para acelerar. Tú te pones el visor y él pisa el acelerador a fondo. Y si te mareas, es culpa tuya por venir sin entrenamiento.

Jugabilidad: velocidad, armas y más velocidad todavía

La estructura roguelite está tan integrada en VR que parece diseñada para el visor desde el primer día. Roboquest VR te lanza a niveles procedurales llenos de robots agresivos, plataformas imposibles y rutas alternativas donde la verticalidad se combina con la velocidad en un equilibrio que nunca da respiro. Cada partida empieza suave… y termina como si estuvieras escapando de un enjambre de hornets metálicos enfadados por razones desconocidas.
La sensación de manejo es una de las grandes sorpresas. El doble salto funciona como si tus piernas hubieran firmado un pacto con la gravedad para ignorarla parcialmente, las armas se sienten contundentes con los gatillos adaptativos y la vibración del visor añade esa chispa extra cuando absorbes daño o revientas un robot en mil piezas. Nada se siente flotante ni improvisado: cada disparo, cada avance y cada esquiva tiene peso, coherencia y un toque de caos milimétricamente medido para que siempre estés a un paso de la gloria… o del fracaso más humillante.

Narrativa: ligera, funcional y totalmente subordinada a la acción

La historia en Roboquest VR no se esconde: está ahí para contextualizar tu guerra infinita contra la robótica desafiante del futuro, pero no intenta robar protagonismo. En este sentido, el juego adopta un enfoque honesto: sí, hay una ambientación futurista, sí, hay motivos para que el mundo esté como está, pero el objetivo principal es que dispares, mejores tu personaje y te metas en un ciclo eterno de progreso.
El tono general es distendido, directo y con un toque de humor visual que recuerda a las series animadas de acción de hace dos décadas. No vamos a encontrar grandes giros ni una narrativa profunda, pero tampoco los necesita. Roboquest VR sabe perfectamente lo que es: un festival de tiros futuristas donde tus decisiones afectan a tu build más que al destino de la humanidad. Y eso está bien.

Gráficos: estilo cel-shading que luce mejor en VR que en plano

La estética de Roboquest VR es un acierto rotundo. Su estilo cel-shading de trazo grueso no solo es bonito, sino que resulta clarísimo en VR, donde la legibilidad visual puede ser cuestión de vida o muerte. Los escenarios, llenos de color, altura y movilidad constante, se leen a la perfección incluso en los momentos más frenéticos. Y créeme: hay muchos momentos frenéticos.
En PSVR2 el resultado es limpio, fluido y estable. La nitidez se mantiene incluso cuando te mueves como si estuvieras interpretando la escena final de un anime de acción. La dirección artística hace que todo parezca un cómic futurista hiperactivo que no permite que tus ojos descansen, pero tampoco los abruma.

Sonido: un acompañamiento explosivo que se siente en el cuerpo

El diseño de sonido funciona como un motor adicional en tu cerebro. Las armas no solo suenan contundentes: vibran a través de los gatillos adaptativos y se propagan por el audio 3D de forma tan precisa que identificar de dónde viene el siguiente robot asesino se convierte en un acto reflejo. La banda sonora encaja con ese espíritu de carrera constante, disparos rítmicos y energía sin pausa.
El resultado general añade una capa de inmersión que potencia la experiencia sin distraer. Cada explosión, cada impacto y cada sprint se sienten reforzados por un sonido que trabaja en segundo plano para mantenerte alerta en todo momento.

Multijugador y opciones futuras

Aunque el modo cooperativo no está disponible desde el primer día, está confirmado oficialmente para una actualización próxima. Y eso, hermano, es una noticia enorme. Roboquest VR es un juego frenético que grita “coop” desde cada textura, desde cada ruta alternativa y desde cada jefe que aparece para arruinarte la vida.
Todo apunta a que la experiencia multijugador será un gran añadido y ampliará la rejugabilidad hasta niveles indecentes, sobre todo para esas noches en las que lo único que quieres es entrar a reventar robots en compañía.

Duración: morir, mejorar, repetir… y volver a morir

Como buen roguelite, Roboquest VR no tiene una duración fija, pero sí una estructura clara. Cada partida te permite avanzar un poco más, desbloquear mejoras permanentes y profundizar en tu estilo de juego. Algunas runs duran diez minutos y otras se convierten en epopeyas robóticas. La gracia está en que ninguna partida es igual a la anterior, y esa imprevisibilidad hace que digas “una más” incluso cuando tus piernas ya están enviando señales de protesta.

Veredicto GXR

Roboquest VR es un golpe de energía pura en PSVR2. Es un shooter que abraza la velocidad sin miedo, que funciona de maravilla en VR y que no intenta engañar a nadie: vienes aquí a disparar robots y a morir dignamente mientras mejoras tu arsenal.
La adaptación está hecha con cariño, el estilo visual encaja como un guante y el peso de la jugabilidad te mantiene atrapado run tras run. No es un juego para estómagos delicados, pero sí una propuesta perfecta para quien reclama acción sin frenos.