Techland muestra en vídeo cómo Kyle Crane se deja la piel en Castor Woods con un sistema de movimientos afinado y peleas cuerpo a cuerpo más inmersivas

La saga Dying Light siempre ha tenido un sello distintivo: correr, saltar y reventar cabezas de zombis con una mezcla de adrenalina y brutalidad. Ahora, con Dying Light: The Beast, Techland quiere subir la apuesta y ha mostrado en un nuevo vídeo cómo el parkour y el combate han dado un salto de realismo. No se trata solo de moverse por los tejados de Castor Woods, sino de sentir cada salto como si tuvieras las rodillas al borde de romperse en la vida real, y de notar cómo cada golpe contra un enemigo humano o no-muerto tiene un impacto contundente.

El tráiler revela fragmentos de la historia de Kyle Crane, que regresa con un repertorio de animaciones inéditas, una física mucho más creíble y un arsenal de mecánicas ajustadas para que la inmersión no dependa únicamente del gore, sino también del sudor de tus manos al agarrarte a un saliente. Y, por si esto no fuera suficiente, el equipo ha publicado además un diario de desarrollo donde Kacper Kowalczuk, Marcin Bahryn-Kamiński y Tymon Smektała desgranan lo que convierte a este capítulo en el más ambicioso de la franquicia.

Parkour con más vértigo y sin flotaciones de videojuego barato

El parkour siempre ha sido la joya de la corona de Dying Light, pero ahora The Beast busca eliminar cualquier rastro de “trampolín invisible”. Los saltos tienen la altura y longitud que deben tener, las físicas han sido reajustadas para que cada escalada requiera atención y las animaciones de Kyle suman más de 100 novedades, con 17 movimientos únicos solo para colgarse, balancearse y sobrevivir en el filo de la desesperación.

Lo mejor es que la libertad es total: no hay caminos predefinidos ni escaladas limitadas por una barra de resistencia arbitraria. Aquí la supervivencia depende de tu habilidad para improvisar rutas y dominar el entorno, porque Castor Woods es un mapa abierto que premia la creatividad tanto como castiga la torpeza. Subir a lo más alto ya no será cuestión de aporrear botones, sino de calcular bien cada paso mientras oyes a los zombis bufar en la calle de abajo.

Dying Light

El combate se vuelve una coreografía de huesos rotos y sangre a borbotones

Si el parkour es vértigo, el combate es brutalidad. Techland ha ajustado las armas de corto alcance para que los golpes sean más precisos y las físicas respondan con una contundencia nueva. El motor ahora reconoce hasta 12 zonas distintas de impacto en el cuerpo de los enemigos, lo que significa que partirle el brazo a un humano o atravesar el torso de un zombi ya no será un festival genérico de chispas rojas, sino un espectáculo gráfico de heridas visibles y reacciones físicas realistas.

La inteligencia artificial también da un salto: los enemigos humanos despliegan hasta 22 estrategias de cobertura y posicionamiento, obligándote a improvisar tanto como cuando corres por los tejados. Y el detalle final: las animaciones de los golpes cuerpo a cuerpo transmiten un peso mucho mayor. En otras palabras, cada machetazo es una conversación directa entre tu arma y el cráneo de alguien que ha tenido un mal día.

Dying Light

Techland quiere el trono del género zombi… otra vez

El diario de desarrollo deja claro que Techland no quiere hacer “otro Dying Light más”, sino redefinir cómo se juega con zombis de por medio. La intención es que The Beast sea más desafiante, más realista y, por supuesto, más espectacular. No es casualidad: hablamos de un estudio polaco con más de 30 años de experiencia, más de 500 profesionales y un historial de franquicias como Call of Juarez. Con más de 45 millones de jugadores que han probado ya la saga, la compañía sabe que la expectación es enorme y que los fans quieren un equilibrio entre la libertad de movimiento y la crudeza de la acción.

La combinación de parkour perfeccionado y combate sanguinario apunta a que esta entrega será la más inmersiva de todas. Si a eso se le suma un mundo abierto como Castor Woods, diseñado para ser explorado hasta el último rincón, el resultado es una propuesta que quiere hacer historia en el género y poner de nuevo a Dying Light en lo más alto del podio del survival horror.

Dying Light

Una bestia que no se esconde

Con este adelanto, Dying Light: The Beast se reafirma como una apuesta ambiciosa que quiere redefinir lo que significa moverse y luchar en un mundo abierto infestado de zombis. El parkour ya no es un simple medio de transporte, sino una habilidad vital; y el combate deja de ser un trámite sangriento para convertirse en un espectáculo físico que castiga cada error y recompensa cada acierto.

Todavía queda por ver cuándo saldremos a correr por Castor Woods, pero está claro que esta bestia tiene hambre y que nosotros vamos a ser los primeros en darle de comer.

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