El apocalipsis no necesita demasiadas palabras
En World War Z VR la historia es más un telón de fondo que un protagonista. Inspirado en la licencia original, nos lleva a recorrer diferentes focos del brote zombi en ciudades icónicas como Nueva York, Tokio y Marsella, donde la humanidad lucha desesperadamente por no ser borrada del mapa. No esperes una narrativa profunda ni personajes que se roben tu corazón: aquí la trama funciona como excusa para lanzarte a la acción, al estilo de esas películas veraniegas donde lo importante no es el guion, sino cuántas explosiones caben en 90 minutos.
Cada escenario plantea la clásica dinámica de sobrevivir a la marea de infectados mientras cumples objetivos básicos como resistir oleadas, defender posiciones o abrirte paso a través de muros de carne putrefacta. La historia, en este caso, es un simple combustible para encender la chispa de la acción: te recuerda que el mundo está perdido y que lo único que puedes hacer es disparar hasta que tus brazos (o tu visor) digan basta.
Jugabilidad: la horda nunca descansa
Si algo define a World War Z VR es la sensación constante de estar a punto de ser devorado por una marea de muertos vivientes. La propuesta de Saber Interactive no se anda con rodeos: oleadas de hasta 200 zombis en pantalla que se abalanzan sobre ti como si regalaran WiFi gratis en plena plaza mayor. El juego es un shooter en primera persona para un solo jugador, sin cooperativo ni multijugador, lo que limita un poco la experiencia para quienes soñaban con reventar cabezas de la mano de sus colegas.
Los controles están bien adaptados a los visores, con recarga manual de armas y un manejo lo bastante intuitivo para que la curva de aprendizaje no te haga sentir como si hubieras vuelto a clase de mecanografía. Sin embargo, en Quest el rendimiento no siempre acompaña: ralentizaciones puntuales y zombis con coreografías dignas de un videoclip de los 2000 pueden sacarte del apuro, pero también de la inmersión. En PC VR la cosa fluye mucho mejor, mostrando que la horda se ve más aterradora cuando la máquina aguanta el tipo.
Historia y narrativa: lo justo para disparar
El argumento no va a ganar premios a la originalidad, pero cumple su cometido: llevarte por escenarios conocidos de la franquicia, como Nueva York, Tokio y Marsella, y ponerte en situaciones donde la única narrativa posible es “corre o muere”. No hay personajes memorables ni giros de guion que te hagan soltar el mando, porque aquí lo importante no es lo que se cuenta, sino cuántos zombis puedes triturar antes de que te merienden.
Eso sí, el ritmo narrativo consigue mantenerte alerta. Entre misión y misión se siente más como un recorrido de parque temático del apocalipsis, con menos diálogos y más adrenalina. Es un enfoque sencillo, pero efectivo: no estás aquí para escuchar discursos, estás aquí para vaciar cargadores.

Gráficos y estilo visual: cuando la cantidad importa más que la calidad
Visualmente, World War Z VR es un arma de doble filo. Por un lado, impresiona ver esas masas de zombis apilándose unos encima de otros, trepando muros y persiguiéndote con la insistencia de un comercial de telefonía. Esa sensación de “horda” es el verdadero triunfo del juego, y pocas experiencias VR logran un espectáculo tan masivo.
Por otro lado, los escenarios son más bien funcionales que detallados. No esperes un despliegue artístico de otro mundo: aquí los gráficos cumplen, pero están al servicio del frenetismo. En Quest 2 y Quest 3 se nota la tijera en texturas y efectos, algo inevitable para que la consola portátil no se derrita. En PC VR la experiencia brilla mucho más, con mejor iluminación y detalles que hacen que el apocalipsis luzca como en las pelis.

Sonido y banda sonora: el grito de la horda
El apartado sonoro es uno de los grandes aliados del juego. Los rugidos, gritos y chillidos de los zombis logran ponerte en tensión aunque los veas a 50 metros. La música es un acompañamiento constante que sube en intensidad cuando se desata la estampida, logrando ese punto de adrenalina que hace que incluso el gatillo tiemble entre tus dedos.
No es un apartado revolucionario, pero cumple con creces su papel: que nunca te sientas a salvo.

Multijugador: la gran ausencia
Aquí está el elefante en la habitación. Mientras que la versión clásica de World War Z brillaba por su modo cooperativo, en VR te las ves y deseas tú solo. Y aunque el espectáculo visual funciona, la ausencia de un multijugador limita la rejugabilidad. Imagínate a cuatro amigos defendiendo un refugio VR contra cientos de zombis… pues de momento solo queda imaginarlo. Una oportunidad perdida que muchos fans ya han señalado con el dedo.

Duración y rejugabilidad: cortito pero intenso
La campaña ofrece entre 5 y 6 horas de juego, dependiendo de tu puntería y tu paciencia frente a la horda. Hay cierta rejugabilidad gracias a la posibilidad de mejorar armas y afrontar niveles con distintos enfoques, pero sin multijugador ni misiones secundarias el recorrido se siente algo breve. Eso sí, la intensidad de cada misión hace que esas horas se vivan como si fueran más.

Conclusión: un apocalipsis a medias
World War Z VR es la mejor y la peor representación del apocalipsis zombie en realidad virtual: por un lado, te ofrece una horda como pocas veces se ha visto en VR, con la tensión y el frenetismo que siempre pedimos al género. Por otro, recorta justo donde más dolía: sin multijugador, con problemas técnicos en Quest y con un contenido que se agota rápido.
Aun así, es una experiencia que ningún fan de los zombis debería perderse, sobre todo en PC VR, donde el espectáculo se disfruta sin concesiones. En Quest es jugable y entretenido, pero con limitaciones claras.
Un espectáculo zombie VR que consigue impresionar con sus hordas masivas, pero que se queda corto en profundidad y opciones multijugador. Si buscas acción intensa y no te importa ir en solitario, aquí tienes tu billete al apocalipsis.
World War Z VR
PROS
- La horda de zombis es espectacular, hasta 200 en pantalla.
- La tensión y el frenetismo son constantes.
- Controles intuitivos y bien adaptados a VR.
- Relación calidad-precio bastante ajustada en PC VR.
CONS
- Sin multijugador, lo cual lastra la experiencia.
- Rendimiento irregular en Quest.
- Campaña breve y con poca rejugabilidad real.
- Gráficos cumplidores, pero lejos de destacar.