Entre ventiladores, mochilas y zapatos ridículos: el catálogo más vergonzoso del metaverso
La realidad virtual es, sin duda, uno de los inventos más fascinantes de las últimas décadas. Nos permite visitar otros mundos, vivir aventuras imposibles y, si tienes mala suerte, marearte en tu propio salón. Pero si algo ha demostrado este sector es que, donde hay tecnología emergente, también hay margen para el disparate. Porque, por cada visor decente o aplicación útil, existe toda una fauna de accesorios VR que rozan lo absurdo, lo inútil o directamente lo vergonzoso. Y lo peor de todo: no solo existen… alguien los compró.
Hoy en Generación XR, fieles a nuestro estilo de desenmascarar las verdades incómodas de la VR, hacemos un repaso a esos gadgets que prometían revolucionar tu experiencia… y terminaron revolucionando el cajón donde guardas los trastos inservibles.

Ventiladores VR: porque la brisa digital era la pieza que faltaba
Empezamos fuerte, con uno de esos inventos que, de primeras, suenan hasta razonables… hasta que ves el precio y la realidad. Los ventiladores VR son pequeños dispositivos que se colocan frente a ti o incluso se enganchan al visor y, en teoría, soplan aire cuando corres, caes o te mueves en el juego. Todo muy inmersivo, dicen.
Lo que no cuentan es que, en la práctica, son ventiladores USB de los chinos con un par de pegatinas, y que lo único que consiguen es despeinarte mientras te pegas con los mandos. Eso sí, los fabricantes te lo venden como “viento realista reactivo”, como si fueras a sentir la brisa del Himalaya en el salón. Spoiler: lo único que vas a sentir es el ridículo cuando expliques cuánto pagaste por ellos.

Zapatos VR: caminar sin moverte… y sin dignidad
Seguimos con otro clásico del catálogo de accesorios absurdos: los zapatos VR. Bajo nombres rimbombantes como Cybershoes, estos inventos prometen que puedas caminar en el sitio mientras exploras mundos virtuales, sin necesidad de moverte realmente. ¿La realidad? Te calzas unas suelas con ruedas o sensores, te sientas en una silla de bar giratoria y empiezas a hacer movimientos que, desde fuera, parecen sacados de un vídeo viral de caídas.
Se supone que es inmersión, pero la sensación real es que has gastado más de 300 euros en hacer el ridículo. Eso sí, nadie te quita las agujetas ni las carcajadas de los que te miran mientras “camina” sin avanzar ni un metro.

Plataformas giratorias: la cárcel premium del gamer VR
Para los que se toman la VR muy en serio (o tienen mucho dinero y poco juicio), existen los arneses y plataformas giratorias tipo Kat Walk o Virtuix Omni. La idea suena bien: una estructura donde puedes caminar en 360º, sin cables ni límites… salvo el de tu salón, tu cartera y tu dignidad.
Estos trastos cuestan más que un coche de segunda mano, ocupan lo que ocuparía la mesa del comedor y, en muchos casos, terminan siendo un caro perchero futurista. Además, la experiencia de andar sobre superficies curvas y resbaladizas se parece más a un castigo medieval que a una revolución tecnológica.

Guantes hápticos: el tacto virtual… a precio de cirugía
Si quieres “sentir” los objetos en VR, existen guantes hápticos que prometen simular el tacto y la presión. En los vídeos de YouTube parece magia, pero cuando ves el precio (de varios miles de euros) y las limitaciones reales, te das cuenta de que, por ese dinero, casi mejor te compras una pecera y acaricias peces de verdad.
Los modelos baratos, por su parte, apenas vibran o simulan la presión con gomitas, dando la misma sensación que cuando tu primo pequeño te pega con un globo de feria. El marketing es maravilloso, la realidad… menos.

Mochilas-PC: tecnología a la espalda y lumbalgia de regalo
En los tiempos en los que los visores standalone no existían (o eran mediocres), alguien pensó que la mejor forma de librarse de los cables era… cargarte el ordenador a la espalda. Así nacieron las mochilas-PC VR, auténticos equipos gaming en formato mochila que, por unos cuantos miles de euros, te permitían moverte libremente… mientras llevabas 5 kilos colgados como si fueras de excursión.
Hoy en día, con las Meta Quest 3 y compañía, estas mochilas son un recuerdo incómodo de lo que la industria creyó que era el futuro. Si ves una en Wallapop por 200 euros, piénsatelo: probablemente también venga con la factura del fisioterapeuta.

Olor VR: porque a alguien le pareció buena idea oler en el metaverso
Los puristas de la inmersión pensaron: “Ver, oír y tocar está bien… pero ¿y oler?”. Así nacieron los sistemas de olor VR, pequeños dispositivos que liberan fragancias sincronizadas con el juego. Imagina oler el bosque, el mar… o el sudor de un orco. Porque claro, todo suena bien hasta que el cartucho de olores se mezcla, se acaban los recambios o simplemente el sistema falla y, en vez de fragancia de rosas, te comes aroma a plástico chamuscado.
Puestos a oler, casi mejor abre la ventana y listo. Gratis, ecológico y sin gastar 150 euros en un ambientador con WiFi.

Espadas, palos y tappers VR: Beat Saber se nos fue de las manos
Beat Saber es, sin duda, uno de los grandes éxitos de la VR. Pero su popularidad ha traído consigo una avalancha de adaptadores para los mandos: espadas láser, palos, cuchillos, y otros artilugios que prometen “mejorar” la experiencia. En la práctica, la mayoría son tubos de plástico con LEDs que lo único que consiguen es hacerte parecer el primo cutre de Darth Vader.
Lo mejor es cuando alguien invierte 60 euros en un adaptador que añade peso, torpeza y riesgo de cargarte la tele. Todo sea por “sentir el realismo”… o por convertir tu salón en un escenario de accidentes domésticos.

Sillas de movimiento: un columpio para adultos con mucho presupuesto
Por último, no podían faltar las sillas dinámicas, plataformas con motor que se mueven según lo que pasa en el juego. Algunas parecen sofisticadas, otras directamente un columpio para adultos. Los precios, como siempre, astronómicos. La utilidad, discutible. Y el nivel de ridiculez, inversamente proporcional al saldo de tu cuenta corriente tras la compra.
Las ves en ferias, en YouTube… y en muy pocas casas. Porque, seamos realistas, ¿quién tiene 3.000 euros, espacio y ganas de marearse en su propio salón? Pocos, pero existir… existen.

Reflexión final: la VR necesita menos trastos y más sentido común
Amamos la realidad virtual, y en Generación XR lo hemos dejado claro en cada análisis y noticia. Pero también amamos decir las cosas como son: por cada avance real en la VR, hay diez accesorios que parecen sacados de un chiste. Algunos rozan lo absurdo, otros son simplemente estafas encubiertas con LEDs y marketing.
Así que, si te cruzas con un ventilador VR, unas sandalias futuristas o una mochila-PC y te entran ganas de sacar la tarjeta… respira hondo. Puede que estés a punto de gastar más en postureo que en disfrutar de verdad. Y si ya has caído… tranquilo, no estás solo. En este metaverso, los trastos absurdos son tan reales como los mareos.