Moda, tecnología y realidad extendida: el gigante tecnológico busca revancha tras el fiasco de Google Glass

Dicen que quien tropieza con la misma piedra es que no la ha visto venir… a no ser que lleve gafas inteligentes. Y precisamente eso es lo que quiere cambiar Google, que acaba de anunciar una inversión de 100 millones de dólares en Gentle Monster, la conocida marca surcoreana de gafas de diseño, en su nuevo intento por conquistar el mercado de la realidad aumentada… esta vez, con estilo.

La operación, confirmada por medios como el Korean Economic Daily, otorga a Google una participación minoritaria en la empresa (aproximadamente un 4 %) y, lo más importante, un socio con credibilidad en el mundo de la moda. Porque si algo aprendieron en Mountain View con las malogradas Google Glass, es que la tecnología sin diseño… se ve fea. Literalmente.

Gentle Monster

El fantasma de Google Glass y la apuesta por el buen gusto

En 2013, las Google Glass se presentaron como la revolución tecnológica que cambiaría nuestras vidas: un visor futurista, cámaras integradas y un sinfín de posibilidades… hasta que la sociedad dijo “ni de broma”. Cuestiones de privacidad, un diseño que parecía sacado de un episodio barato de ciencia ficción y, para rematar, un precio prohibitivo.

El resultado: rechazo social, apodos poco amables como «Glassholes» y un proyecto que acabó en la papelera de la historia. Pero Google no se rinde, y esta vez quiere hacer las cosas de otra manera.

La alianza con Gentle Monster no es casual. La firma, fundada en 2011 en Corea del Sur, ha conquistado a celebrities como Beyoncé, Rihanna o Billie Eilish, y se ha convertido en sinónimo de gafas modernas, atrevidas y deseables. Si quieres que la gente lleve tus gafas inteligentes por la calle, primero tienes que hacer que quieran llevarlas… y ahí entra Gentle Monster.

Gafas inteligentes, sí… pero que no parezcan de ciencia ficción

Aunque los detalles técnicos aún son escasos, todo apunta a que estas futuras gafas inteligentes se integrarán dentro de la iniciativa Android XR, la plataforma con la que Google quiere plantar cara al ecosistema de Meta.

Según las filtraciones y rumores, las nuevas gafas combinarán:

  • Diseño de alta gama, sin estética “techie” exagerada.
  • Integración de Gemini AI, el asistente de Google que promete revolucionar la interacción por voz.
  • Posibles sensores, micrófonos y altavoces, pero de forma discreta.
  • Compatibilidad con dispositivos Android y potencial enfoque AR.

El objetivo: unas gafas que puedas llevar todo el día sin sentirte parte de un experimento de laboratorio, pero que al mismo tiempo amplíen tus posibilidades digitales. Ni pesadas, ni invasivas, ni ridículas. Tecnología invisible, que es justo lo que mató a las Google Glass.

Gentle Monster

Competencia directa con Ray-Ban Meta y el auge de la moda tech

Google no es el único que ha visto el filón en este híbrido entre gafas de diseño y tecnología inteligente. Meta, en colaboración con Ray-Ban, lleva ventaja con sus Ray-Ban Meta Smart Glasses, que permiten grabar vídeo, escuchar música y usar asistentes de voz con un diseño discreto y atractivo.

La diferencia es que Google parece dispuesto a ir un paso más allá, apostando por un socio como Gentle Monster, que no solo diseña gafas, sino que marca tendencias. El mercado de la moda tech está en plena ebullición, y nadie quiere quedarse atrás.

Si las gafas inteligentes consiguen pasar de “gadget friki” a complemento cotidiano, como ocurrió en su día con los smartwatches, Google podría tener en sus manos el caballo ganador que no logró hace una década.

Una segunda oportunidad… y quizá, la definitiva

La inversión de 100 millones de dólares es solo el principio. Aunque no hay fechas oficiales ni prototipos públicos, el acuerdo sienta las bases para que en los próximos meses, Google y Gentle Monster presenten su visión conjunta de las gafas inteligentes del futuro.

Con un mercado más maduro, usuarios acostumbrados a los wearables y la promesa de que esta vez “el diseño importa”, las posibilidades son enormes. El reto: no repetir los errores del pasado y demostrar que la tecnología puede ser útil, sí, pero también elegante.

Por ahora, toca esperar a que los primeros modelos vean la luz… y comprobar si, esta vez, Google por fin consigue que todo el mundo quiera llevar gafas inteligentes sin que le miren raro.

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