Un cuidador solitario, un océano sin fin y las últimas semillas de la humanidad: Channel37 nos invita a sobrevivir con estilo
¿Y si el futuro de la humanidad no estuviera en Marte, sino bajo toneladas de agua salada y ruinas mecánicas que aún susurran al oído? Así arranca la premisa de The Last Caretaker, la próxima aventura de acción y supervivencia del estudio boutique finlandés Channel37, presentada con bombo, platillo y una ola de misterio durante el reciente Summer Game Fest.
The Last Caretaker es ese tipo de juego que no solo quiere que sobrevivas: quiere que te preguntes por qué lo haces. Ambientado en un mundo oceánico post-apocalíptico, donde los restos del pasado flotan entre las olas como secretos a medio contar, la propuesta mezcla exploración narrativa, mecánicas de supervivencia y una ambientación digna de novela gráfica retrofuturista.
Explora, rescata y… ¿escucha? Algunas máquinas aún observan
En esta aventura en tercera persona, los jugadores se pondrán en la piel del último “cuidador” de una humanidad que ya no sabe si merece ser salvada. Tu misión no será solo pescar comida o reparar motores oxidados, sino algo mucho más grande: rescatar conocimientos perdidos, reactivar sistemas olvidados y proteger las últimas Bóvedas de Semillas, cápsulas vitales con el futuro biológico del planeta… y quizás de algo más.
Pero cuidado. Aunque muchas estructuras están inertes, otras no. Algunas máquinas aún se mueven, aún te observan. Y en un entorno donde el agua lo cubre todo y la tecnología es tanto aliada como amenaza, cada decisión puede marcar la diferencia entre preservar una civilización… o hundirla.

Un juego con alma indie y espíritu épico
Detrás de esta joya salada se encuentra Channel37, un pequeño estudio con sede en Helsinki, fundado en 2021 pero compuesto por veteranos con décadas de experiencia. El equipo lo forman solo siete personas, lideradas por la directora ejecutiva Miika Aulio y los cofundadores Vesa Halonen, Antti Ilvessuo, Sami Saarinen y el inconfundible Jack Pattillo, encargado de la comunidad.
Lejos de las superproducciones hinchadas, The Last Caretaker se presenta como una experiencia cuidada, profunda y emocional. No busca gritar con fuegos artificiales, sino susurrarte algo al oído mientras flotas entre ruinas flotantes y códigos olvidados. Algo como: “no estás solo… pero tampoco estás seguro”.
Lanzamiento escalonado: primero en PC, luego al asalto de las consolas
El juego se lanzará primero en acceso anticipado para PC con Windows a través de Steam y Epic Games Store en 2025. Posteriormente llegará a consolas, aunque aún no se han confirmado plataformas concretas. Lo que sí está claro es que el estudio planea expandir el universo del juego con contenido adicional, transmisiones semanales en sus canales y el reciente lanzamiento del Manual TC-250, una especie de “biblia de supervivencia” que ya se ha mostrado parcialmente en vídeo.
¿Una historia contada por emisiones? Channel37 mezcla narrativa y transmedia
Uno de los detalles más curiosos de The Last Caretaker es su enfoque narrativo: además del juego en sí, Channel37 está produciendo emisiones en vivo semanales donde muestran mecánicas, lore y adelantos exclusivos. Una mezcla de promoción, worldbuilding y puro frikismo que encaja perfectamente con su visión.
Además, no es descabellado pensar que el título pueda jugar con elementos metanarrativos: grabaciones fragmentadas, señales de radio perdidas y manuales de mantenimiento que parecen más escritos para ti que para el personaje. ¿La ciencia ficción está de moda? Tal vez. Pero esta huele a gasolina, óxido y salitre.

Un océano que promete profundidad, belleza y peligro
Mientras esperamos más detalles sobre fechas exactas o versiones de consola, The Last Caretaker ya se perfila como una de las experiencias narrativas más prometedoras del próximo año. Con una ambientación que bebe tanto de clásicos como Subnautica como de novelas de J.G. Ballard, y un equipo creativo que apuesta por lo artesanal y lo emocional, estamos ante una travesía de las que dejan huella.
Y si no, al menos sabrás lo que se siente al ser el último humano con responsabilidades planetarias, en un mar lleno de secretos que no quieren ser encontrados.