Plataformas flotantes, cocina del sudeste asiático y una cucharada de encanto retro

Cuando piensas en un juego de plataformas 3D con estética colorida, seguro que te viene a la cabeza el típico título con mascotas saltarinas, monedas que brillan más que el futuro de la IA y niveles reciclados hasta el empacho. Pero Sedap: A Culinary Adventure llega con otra receta. Un menú diferente. Aquí se cocina con alma del sudeste asiático, se salta con gusto a la vieja escuela y se sirven emociones con el aliño justo de modernidad.

Desarrollado por Kejin Games, un pequeño estudio independiente de Singapur, este juego no pretende competir con Mario o Crash Bandicoot, pero sí tiene algo que muchos triples A han perdido: sabor propio. Y en una industria donde todo tiende a lo clónico, eso ya es un logro.

Un plataformas clásico que no se olvida del alma culinaria

El núcleo jugable de Sedap es tan directo como su premisa: exploramos mundos temáticos mientras recolectamos ingredientes, saltamos sobre enemigos, esquivamos peligros y tratamos de salvar una cultura culinaria en peligro. El personaje protagonista, Jiwa, es un joven chef en busca de sabores ancestrales perdidos, y su viaje mezcla lo místico con lo gastronómico en una fórmula tan rara como efectiva.

El diseño de niveles es colorido, vertical, variado y, sobre todo, muy clásico. Cajas que romper, plataformas móviles, zonas ocultas… todo con ese regusto noventero que hará las delicias de quienes crecieron en la era dorada de los plataformas 3D. Además, se agradece que los controles respondan bien: no hay input lag, los saltos se sienten precisos y el ritmo es ágil. ¿Revolucionario? No. ¿Bien ejecutado? Sí. Y eso es lo importante.

Una historia sencilla, pero llena de identidad cultural

Aunque no estamos ante un juego narrativo, Sedap logra introducir suficiente contexto para que te interese su mundo. A través de pequeñas cinemáticas y textos breves, vamos descubriendo más sobre la cultura culinaria del sudeste asiático, sus platos típicos y las leyendas que rodean a ciertos ingredientes. No es que te vayan a contar el Quijote, pero sí se nota que hay cariño por transmitir una tradición real, con respeto y simpatía.

Además, el juego introduce algunos toques educativos muy bien traídos: ingredientes exóticos, utensilios tradicionales, y hasta minijuegos de cocina que, sin ser complejos, aportan variedad y enriquecen la experiencia. Es como aprender sin darte cuenta. Y sin aburrirte.

Gráficamente modesto, pero con mucho encanto

El apartado visual de Sedap no va a ganar premios técnicos, pero tampoco lo necesita. Su estilo artístico es encantador, colorido, limpio. Se mueve bien en PC y consolas, con texturas sencillas pero bien aplicadas, animaciones fluidas y una interfaz clara. Las ciudades flotantes, los mercados callejeros y los templos rurales tienen vida propia, y aunque se nota que el presupuesto es limitado, se ha exprimido con cariño y buen gusto.

Lo importante es que transmite. Y en un género donde el exceso visual a veces satura, Sedap apuesta por lo esencial: que cada escenario te haga sonreír.

La música… para comérsela

El apartado sonoro es, sin duda, uno de los puntos fuertes del juego. La banda sonora combina instrumentos tradicionales con melodías dinámicas que se adaptan a cada mundo. Hay temas que podrían sonar perfectamente en una película de animación ambientada en Tailandia, y otros que te meten el ritmo en el cuerpo con percusión sabrosona.

Los efectos de sonido están bien cuidados, y aunque las voces son escasas, todo suena equilibrado, natural y coherente. Si cierras los ojos, casi puedes oler el curry.

Duración ajustada, pero con sabor a “más”

La aventura principal dura entre 4 y 6 horas, dependiendo de cuánto explores o si te empeñas en conseguir todos los ingredientes ocultos. No es largo, pero tampoco se siente corto. Es el tipo de experiencia que se disfruta sin prisas, como un buen plato casero. Y si te quedas con hambre, siempre puedes rejugar algunos niveles o probar los desafíos contrarreloj.

Eso sí, nos gustaría ver más contenido a futuro. Algún DLC, nuevas recetas, o incluso una secuela más ambiciosa. Porque el universo que ha creado Kejin Games merece seguir creciendo.

¿Merece la pena el menú completo?

Por 14,99 €, Sedap: A Culinary Adventure es una apuesta segura si te gustan los plataformas con identidad propia. No es un título revolucionario, pero sí una experiencia redonda, bien cocinada y servida con mimo. Y en un mercado tan saturado de propuestas genéricas, eso es casi un festín.

Valoración final: 8,5 de 10 con postre incluido

Sedap es uno de esos juegos que no hacen mucho ruido, pero que cuando los pruebas, te dejan con buen sabor de boca. Tiene personalidad, cultura, jugabilidad sólida y un corazón enorme. Y aunque no es perfecto, se siente auténtico. Como un plato de comida callejera hecho con amor. Una experiencia que quizás no esperabas… pero que te alegra el día.

Pros y contras del menú degustación

A favor:

  • Estilo artístico con encanto y personalidad
  • Jugabilidad clásica bien ejecutada
  • Referencias culturales bien integradas
  • Banda sonora deliciosa y original
  • Minijuegos que aportan variedad sin romper el ritmo

A mejorar:

  • Duración algo justa para el precio
  • Poca profundidad narrativa
  • Algunos bugs menores en ciertas versiones
  • Sin doblaje a otros idiomas, solo textos
  • Puede hacerse repetitivo si no conectas con el tono
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