Cuando creíamos que ya lo habíamos visto todo en la realidad virtual, llegan los finlandeses de Vaki Games y nos sueltan en plena guerra contra inteligencias artificiales mientras vamos montados en una silla de ruedas futurista con más artillería que una película de Michael Bay. Así es Quantum Threshold, una propuesta tan única como arriesgada, que combina el sabor picante del roguelike con una jugabilidad cómoda pero intensa. Disponible para Meta Quest 2, 3, 3S y Pro, este título es una sorpresa que llega sin hacer ruido… pero que explota en cuanto te pones el visor.

No, aquí no corres, no saltas, ni haces piruetas imposibles. Aquí ruedas. Pero ruedas con estilo, con nervio y con todo tipo de herramientas letales para que cada enfrentamiento sea un ballet violento entre tú y un ejército de chatarra malintencionada. Y lo mejor: no intenta ser lo que no es. Quantum Threshold sabe perfectamente lo que quiere ofrecer y lo hace con precisión quirúrgica: partidas intensas, jugabilidad rejugable y una experiencia pensada 100% para jugar sentado en VR.

Un apocalipsis procedural y un superviviente con ruedas: así se juega a Quantum Threshold

En el mundo de Quantum Threshold, las inteligencias artificiales se han pasado de listas y han decidido eliminar a la humanidad. No es el primer juego que nos cuenta algo parecido, pero sí es de los pocos que lo hace desde una perspectiva tan peculiar: encarnamos a un superviviente en silla de ruedas que intenta abrirse camino por entornos generados proceduralmente, enfrentándose a oleadas de enemigos conocidos como Techno Wraiths, unas criaturas mecánicas tan perturbadoras como agresivas.

Cada partida dura entre 30 y 40 minutos, y se desarrolla como una especie de arena progresiva en la que irás desbloqueando armas, habilidades y mejoras que te harán sentir más poderoso… hasta que vuelvas a morir. Porque vas a morir. Muchas veces. Pero eso forma parte del encanto: el bucle roguelike está muy bien medido, con un sistema de progresión permanente que te anima a seguir intentándolo. Cuanto más juegas, más cosas desbloqueas, y más posibilidades tienes de llegar más lejos la próxima vez. Es una espiral de vicio muy bien diseñada que convierte el fracaso en motivación pura.

Quantum Threshold

El combate más ergonómico y divertido que hemos probado últimamente

Puede sonar contradictorio, pero Quantum Threshold logra una cosa difícil en VR: que el combate sentado no solo sea funcional, sino realmente emocionante. La silla de ruedas del protagonista no es un simple recurso narrativo, sino una plataforma de combate con personalidad propia. Puedes moverte con rapidez, esquivar, girar sobre tu eje y disparar desde todos los ángulos con un sistema de armas duales que responde de maravilla.

Los controles están optimizados para que no te hagas un lío, y la curva de dificultad está bien ajustada: los primeros enemigos sirven como calentamiento, pero pronto empezarás a sudar… y no precisamente por moverte demasiado. El diseño de niveles, aunque generado aleatoriamente, mantiene cierta coherencia estética y estratégica, con zonas donde conviene defenderse, otras donde es mejor atacar rápido, y algunas donde simplemente rezas porque no te maten. En resumen, es un shooter VR original, intenso y muy satisfactorio, especialmente si buscas algo diferente sin tener que estar de pie dando saltos.

Silla de Ruedas

Un estilo visual que mezcla chatarra, neón y mala leche

Visualmente, Quantum Threshold se mueve con soltura en una estética cyberpunk postapocalíptica que le sienta como un guante. Aquí no hay mundos abiertos, pero sí escenarios llenos de detalle, con luces parpadeantes, humo, maquinaria oxidada y estructuras angulosas que parecen sacadas de una fábrica abandonada en Marte. No es el juego más espectacular del catálogo de Quest, pero dentro de sus limitaciones, cumple con creces. El diseño de los enemigos es particularmente inquietante, con esos Techno Wraiths que parecen versiones biomecánicas de insectos cabreados y robots dementes.

El rendimiento es sólido en Meta Quest 2 y Quest 3, sin tirones ni caídas de frames, y la experiencia general es estable, incluso cuando la acción se vuelve caótica. La interfaz, por su parte, es funcional y clara, sin florituras innecesarias. Todo está orientado a mantenerte dentro de la experiencia sin distracciones ni confusiones.

Quantum Threshold

Sonido y ambientación: lo justo para mantenerte tenso, sin empacharte

El apartado sonoro no es revolucionario, pero cumple su función. Los efectos de sonido de las armas, los motores y los enemigos están bien logrados y aportan una capa de tensión constante, especialmente cuando te rodean y oyes los chirridos metálicos por todas partes. La música acompaña sin imponerse, alternando entre piezas más ambientales y otras más rítmicas cuando la acción se intensifica.

No es una banda sonora que vayas a tararear al salir del juego, pero mientras estás dentro del visor, hace su trabajo: mantenerte alerta, tenso y metido en el papel de superviviente acorralado en un infierno mecánico.

Quantum Threshold

Valoración final: un roguelike original que no se parece a nada

Quantum Threshold no intenta gustar a todo el mundo, y eso es parte de su encanto. Es un juego con una propuesta clara, bien ejecutada y con una personalidad muy marcada. No tiene una gran narrativa, ni falta que le hace. Su objetivo es ofrecer una experiencia de acción táctica, frenética y original para realidad virtual, y en eso cumple de sobra. Jugarlo sentado no es una limitación, sino una elección de diseño que abre la puerta a jugadores que buscan intensidad sin agotarse físicamente.

Puede que no tenga los gráficos más punteros ni la producción más ambiciosa, pero lo compensa con ideas frescas, un diseño jugable bien pensado y una rejugabilidad que engancha. Si te va el rollo roguelike, los shooters con personalidad y la ciencia ficción con mala leche… dale una oportunidad. Tu silla de combate te espera.

Si te ha gustado este análisis, no te pierdas todos los que os vamos trayendo en Generación XR.

Quantum Threshold

7.2 Puntuación

PROS

  • Jugabilidad cómoda, original y bien diseñada para VR sentado.
  • Sistema roguelike adictivo con progresión entre partidas.
  • Diseño de enemigos inquietante y combates muy satisfactorios.
  • Perfectamente optimizado para Quest 2 y Quest 3.

CONS

  • Sin multijugador ni componente cooperativo.
  • Gráficamente algo limitado comparado con otros títulos VR.
  • Curva de dificultad algo dura para novatos.
  • Poca variedad en los objetivos entre niveles.

Puntuación de Generación XR

  • Gráficos y estilo visual 0
  • Sonido y ambientación 0
  • Jugabilidad e interacción 0
  • Controles y físicas VR 0
  • Narrativa y contexto 0
  • Duración y progresión 7 0
  • Optimización en Quest 6 0
  • Originalidad e inmersión 7 0
  • Recomendado 0

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