Los noventa han vuelto. Y no, no hablamos del revival de los pantalones anchos ni de la moda de llevar la Game Boy como accesorio vintage. Hablamos de música, de guitarras distorsionadas, de bandas que marcaron una generación entera y ahora, gracias a Synth Riders, también marcan el ritmo de tus brazos en plena sesión de VR. El nuevo 90s Rock Music Pack llega para transformar tu salón en un garaje sudoroso de Seattle o en un festival de barro británico.
Este nuevo DLC incluye cinco temas que cualquier persona con corazón y orejas reconocerá al instante. Sí, has bailado alguno de ellos en bodas, has gritado sus letras en el coche y has llorado en silencio cuando alguien pulsaba “Creep” en una noche demasiado larga. Ahora, toca revivir todo eso en realidad virtual, esquivando notas a ritmo de nostalgia pura.
Disponible desde el 15 de mayo, el pack se puede jugar en Meta Quest, Steam, PS VR2 y Apple Vision Pro. Pero lo importante es lo que trae: cinco canciones con peso, con alma, y con décadas de historia a sus espaldas.
Un setlist con olor a cinta de casete y sudor de concierto
Aquí no hay relleno. Cada canción del 90s Rock Music Pack fue seleccionada para que sudes, sonrías y recuerdes que los años noventa no fueron solo tamagotchis y modems ruidosos. Estos son los cinco temas que incluye el paquete:
- Red Hot Chili Peppers – Give It Away
Funk, distorsión y Anthony Kiedis dándolo todo como si aún estuviéramos en 1991. Te costará no gritar el estribillo mientras tus brazos se dejan llevar. - Blur – Song 2
El woo-hoo más conocido del planeta llega a Synth Riders. Un tema corto, intenso y perfecto para una sesión explosiva que dura menos que el café de la mañana. - Soundgarden – Black Hole Sun
Melancolía noventera en estado puro. Una canción lenta, intensa, ideal para coreografías suaves y filosóficas. O para liberar toda la intensidad emocional que llevas acumulando desde el lunes. - Radiohead – Creep
No podía faltar. El himno de la incomodidad existencial ya tiene versión VR. Si no te emocionas un poco mientras la juegas, quizá seas un robot. - The Presidents of the United States of America – Lump
La sorpresa del pack. Una canción bizarra, rápida y llena de energía. Puro espíritu alternativo y perfecto final para esta lista de oro.
El precio del pack completo es de 7,99 euros, y cada canción individual puede adquirirse por 1,99 euros. Sí, menos que un menú de fast food y bastante más nutritivo para el alma.
Más que un pack de canciones: una carta de amor al rock noventero
Este nuevo lanzamiento no es solo un DLC más. Es una muestra de cómo Kluge Interactive, el estudio responsable de Synth Riders, entiende el poder de la música para conectar con el jugador. Y lo hace con buen gusto, sin concesiones a la moda pasajera, apostando por temas que siguen vigentes décadas después de su estreno.
Además, esta nueva incorporación llega justo después del Mixtape 80s Side B, reafirmando la intención del juego de convertirse en una especie de máquina del tiempo musical. La jugabilidad sigue siendo la de siempre: inmersiva, física y endiabladamente adictiva. Pero con estos nuevos temas, el viaje adquiere otro tono. Ya no solo haces ejercicio con ritmo: ahora lo haces acompañado por los himnos de una generación.
Synth Riders sigue creciendo como plataforma. Más de 150 canciones disponibles, de las cuales 77 son gratuitas. Añádele modos de juego como el reciente Challenges+, que propone retos semanales, y una comunidad cada vez más entregada, y tienes el cóctel perfecto para engancharte sin necesidad de suscripción ni pases de temporada eternos.

Un imprescindible para los nostálgicos con visor y ganas de moverse
Si has vivido los noventa, este pack es una forma de revivirlos con un casco en la cabeza y los brazos en alto. Si no los viviste, esta es tu oportunidad para entender por qué nos marcó tanto aquella época. Ya no necesitas una guitarra eléctrica ni un walkman. Solo un visor VR, unos controladores y la disposición a moverte como si el 2025 no estuviera sucediendo ahí fuera.
Este 90s Rock Music Pack no solo añade canciones. Añade alma, identidad y un guiño a todos los que crecieron con estos acordes de fondo. Una declaración de intenciones de un juego que no quiere ser solo ritmo, sino también emoción, recuerdo y cultura pop en su forma más sincera.